1. Cada pequeño detalle de tu vida
Algunas chicas son como un Twitter humano: hablan hasta por los codos, sin siquiera tomar aliento, sobre cada pequeña cosa que les pasa por la cabeza. No hablan con los chicos; hablan hacia los chicos. Esto incluye leer los textos que les envían sus amigas en voz alta, comentarlos, detenerse para mencionar que tienen que ir a la farmacia para comprar un ungüento para ese sarpullido que tienen, quejarse de que todavía tienen hambre aunque acaban de tomar cereal y lo que quedó de la pizza y más y más y más. … Una parvada de loros no parlotearía tanto.
Solución simple y sencilla: Escucha más. Escucha mucho, pero mucho más. Un chico que siente que lo escuchas disfrutará pasar más tiempo contigo.
2. Nada que se relaciones con tu regla
¿Alguna vez has notado que hasta la palabra misma, "menstruación", hace que la mayoría de los chicos frunzan el ceño? Claro, es inmaduro, pero los chicos no están listos todavía para hablar de flujos, dolores menstruales, barritos, inflamación o malos humores. Para ellos, tu regla es un misterio atroz e incómodo y no te toca a ti educarlo acerca de las minucias del ciclo menstrual.
Solución simple y sencilla: Si no te sientes muy bien y te ves forzada a no participar en ese día lleno de paseos en bicicleta o fiestas en bikini bajo el sol, di la verdad: que no te sientes bien. Si te pide detalles, dile que te duele el estómago. En serio, no le cuentes los sangrientos detalles.
3. Chismes acerca de tus amigas
Los chismosos siempre piensan que hay una razón por la que están compartiendo la información: “Ella me hizo esto” o “Él le hizo lo otro a ella” o “Necesito tu opinión sobre este asunto”, pero el problema por lo general es que nadie dejará de hablar del tema. Cuando compartes algo acerca de alguien, estás contando un chisme. Cuando hablas de otros de manera negativa, también es un chisme. Y el chisme no es nada atractivo.
Solución simple y sencilla: ¡Mantente positiva! Habla sobre las cosas que te gustan, lo que quieres hacer, cosas que parezcan divertidas.
4. Lo vergonzoso que resulta todo, todo el tiempo
Es posible que todo ese asunto de lo vergonzoso que resulta todo en la vida sea parte de la pubertad de una chica. Hay días en los que te entra un intenso deseo de revisar constantemente que no tengas comida entre los dientes o que el cierre de tu pantalón esté bien cerrado. Pero las chicas nerviosas y apenadas pocas veces se quedan con el chico más lindo. A menos que él se sienta perdidamente atraído por ti, más o menos como Bieb se siente por Selena (y seamos francas, ¿con cuánta frecuencia sucede?), perderás su atención.
Solución simple y sencilla: La confianza puede aprenderse, así que hasta que la sientas realmente, ¡finge tenerla! ¿Te tropiezas, eructas o pierdes el control delante de él? Sonríe y haz una reverencia. Te aseguramos que pensará que eres divertida y linda... no torpe.
5. Lo que no te gustó del día de hoy
“Es hermoso, pero hace demasiado calor”. “Parece que todos están de vacaciones, así que no es tan divertido como siempre”. “La comida fue muy buena, pero muy cara, ¿no?”. “Esa chica tiene un buen cuerpo, pero su traje de baño no le queda bien”. “Me gusta tu corte de pelo, pero deberías dejarte crecer el fleco”. Chica... ¿ves por dónde vamos? En estas frases lo que queda de manifiesto es lo negativo y no lo positivo. Siempre. A los chicos les gusta estar con alguien a quien le agraden sus amigos, le guste lo que hace y no sea imposible de complacer.
Solución simple y sencilla: Si hablas de cosas positivas y dejas fuera lo negativo, muy pronto dejarás de pensar en lo malo de las cosas, ¡por completo!